Tetrarkana
Con este último retazo acabo de exponer parte de lo que más me gusta de aquello que una vez estuvo enterrado. Tetrarkana. Mmmm. Aún recuerdo la satisfacción al escribirlo.
Sonríe.
Tetrarkana
Mírame. Y dime que no estoy aquí. Que estoy muy lejos. Volando. Pero no me mires muy fijamente. Podría perderme.
Esto no existe sino en mi imaginación. Me gustaría imaginarme también una salida, no puede ser muy difícil. Sólo tengo que entrar en conciencia de que el sueño es mío. Yo lo modelo. No puedo quedarme atrapado en mi propio laberinto.
Bésame. Y entorna esos párpados. Relájate y disfruta.
Es tan fácil... es tan fácil quererte...
Ahora sal. Despierta. Abre otra vez los ojos. ¿Ves? No era tan difícil. Yo también formo parte de mi propia imaginación. Soy como me gustaría no poder evitar ser. Exactamente así. Sonríe.
Tal vez sea la música. El ambiente, el aspecto. La luna llena. La habitación cerrada. La conciencia de un momento vital, y tan innecesario como el que más. La conciencia de lo superfluo, mezclada con un poco de música.
Es prácticamente genial. Sólo faltas tú. Porque si estuvieras, no haría falta escribir esto. Bastaría con mirarte a los ojos. Y soñar. Contigo.
Ya no me equivoco. Esta es la realidad correcta. La mía. La tuya. Es cuestión de tiempo. Todo llega. “Dios no se muda. La paciencia, todo lo alcanza”. Incluso tal vez lo inalcanzable. Bonitos versos. Una bonita verdad a medias tras otra. Confiar y esperar. ¿Y mientras?
Mientras no existe. Sólo el Antes y el Después. Esto y Aquello, esa risa y aquella mirada. Siempre se olvida la espera. Menos cuando estás esperando. Delicioso. Deliciosa espera, que en sí misma lleva todo el Antes y todo el Después, y aún más. Eso que no recordamos nunca, el Presente.
Quiero un presente contigo, lo cual es una manera muy artificiosa de pintar tu mirada en el aire. Me gustaría ser artista para eso.
Como tantos, busco la felicidad. Eso que no existe, sino dentro de nosotros. Eso que todos tenemos en común, y que sólo encontramos al mirarnos en lo profundo de nuestra pequeña alma. Eso tan sencillo, escondido detrás de tantas complicaciones.
Mírame. Y dime que estoy aquí. Contigo. Dime que eres tú quien sueña. Y, por favor, déjame perderme...
Lovernios, verano de la magia.
Sonríe.
Tetrarkana
Mírame. Y dime que no estoy aquí. Que estoy muy lejos. Volando. Pero no me mires muy fijamente. Podría perderme.
Esto no existe sino en mi imaginación. Me gustaría imaginarme también una salida, no puede ser muy difícil. Sólo tengo que entrar en conciencia de que el sueño es mío. Yo lo modelo. No puedo quedarme atrapado en mi propio laberinto.
Bésame. Y entorna esos párpados. Relájate y disfruta.
Es tan fácil... es tan fácil quererte...
Ahora sal. Despierta. Abre otra vez los ojos. ¿Ves? No era tan difícil. Yo también formo parte de mi propia imaginación. Soy como me gustaría no poder evitar ser. Exactamente así. Sonríe.
Tal vez sea la música. El ambiente, el aspecto. La luna llena. La habitación cerrada. La conciencia de un momento vital, y tan innecesario como el que más. La conciencia de lo superfluo, mezclada con un poco de música.
Es prácticamente genial. Sólo faltas tú. Porque si estuvieras, no haría falta escribir esto. Bastaría con mirarte a los ojos. Y soñar. Contigo.
Ya no me equivoco. Esta es la realidad correcta. La mía. La tuya. Es cuestión de tiempo. Todo llega. “Dios no se muda. La paciencia, todo lo alcanza”. Incluso tal vez lo inalcanzable. Bonitos versos. Una bonita verdad a medias tras otra. Confiar y esperar. ¿Y mientras?
Mientras no existe. Sólo el Antes y el Después. Esto y Aquello, esa risa y aquella mirada. Siempre se olvida la espera. Menos cuando estás esperando. Delicioso. Deliciosa espera, que en sí misma lleva todo el Antes y todo el Después, y aún más. Eso que no recordamos nunca, el Presente.
Quiero un presente contigo, lo cual es una manera muy artificiosa de pintar tu mirada en el aire. Me gustaría ser artista para eso.
Como tantos, busco la felicidad. Eso que no existe, sino dentro de nosotros. Eso que todos tenemos en común, y que sólo encontramos al mirarnos en lo profundo de nuestra pequeña alma. Eso tan sencillo, escondido detrás de tantas complicaciones.
Mírame. Y dime que estoy aquí. Contigo. Dime que eres tú quien sueña. Y, por favor, déjame perderme...
Lovernios, verano de la magia.