viernes, septiembre 16, 2005

Cuento

Había una vez reino en el cual había un rey que soñaba que era un mendigo, y a su vez un mendigo que soñaba que era un rey. Esto pasó durante muchos años, tantos que ya no lo recordaban, así que estaban acostumbrados a dormir siendo uno, y despertar siendo otro.

Un dia dicho rey soñó que como de costumbre, en su sueño de mendigo, se levantaba del recodo de un camino y tras caminar un tiempo, encontraba un objeto en mitad del camino. Al llegar a él se dio cuenta de que era un gran espejo. En ese espejo no se reflejaban sus ropas andrajosas de mendigo, sino las que llevaba cuando estaba despierto, las de rey. La figura reflejada en el espejo le miraba con desconcierto, como reconociendose a sí misma al mirarle a él, pero al mismo tiempo le resultaba extraña, porque de alguna manera, no lo era.

¿Quién era él? ¿El rey o el mendigo? ¿Qué era real, su vida como rey, o su vida como mendigo? Ya no lo recordaba, pero le gustaron aquellas ropas al otro lado del espejo, y durante un momento sintió una ligera envidia. ¿Por qué tenía que ir tan andrajoso siempre? Esas ropas eran suyas, él no debería ser un mendigo. Sí, ya lo recordaba, él era el rey. Es lo que siempre había sido. Así que habló con su reflejo:
- ¿Quién eres, y porqué tienes mis ropas? Exijo una respuesta.

Para su sorpresa, el reflejo mudó de expresión, y le contestó:

- Soy el rey de este lugar.

- ¡No!, Yo soy el rey. Tu llevas mis vestiduras. Seguro que me las has cambiado, las que llevo puestas son tuyas.

- ¿Y como iba yo a hacer eso?

- Seguramente me dormí y durante mi sueño me robaste lo que es mío. Luego un extraño hechizo te ha protegido tras esta puerta de cristal. ¡Eres un hechicero malvado! ¡Devuélvemelas, son mías!

El reflejo le sonrió.
- Como quieras.

De repente el cristal del espejo desapareció. Y al otro lado del hueco que dejaba el marco del espejo estaba aquel impostor, el que le había robado. El rey se precipitó hacia el hueco en el espejo, tras aquel falso rey, pero fue palpando con la mano para comprobar que realmente ya no estaba el espejo.

Para su sorpresa, su mano tocó algo. El espejo seguía allí, invisible pero real y sólido. Vió que su reflejo había hecho lo mismo, habia puesto la mano extendida al otro lado de la suya. Intentó quitarla, pero no podía. Miro asustado a su reflejo. Éste le miraba fijamente a los ojos, y del espejo comenzaron a chisporrotear rayos.

Un sonido fuerte le ensordeció, y a lo largo del cristal desfilaron hipnotizantes colores. La presión en su cabeza fue aumentando tanto y tan de repente, que el dolor dsu sien le hizo desmayarse con un grito ahogado.


Despertó al otro lado del espejo. Se sentía mareado, y cansado. Para su tranquilidad, se dio cuenta que ahora vestía con su ropa de rey. Miró al espejo, y al otro lado vió las vestiduras de mendigo que llevaba antes, esparcidas en el suelo. No se veía a nadie por allí. Al rato, le dio la espalda al espejo, y caminó durante horas.

Había una vez un rey dormido que soñaba ...que era un rey.

Había una vez un rey despierto ...que antes fue un mendigo.

Y había una vez un mendigo, echado sobre el recodo de un camino, ... que nunca más dejó de soñar.


...by Yareen